El viaje hasta el pueblo lo hicimos en coche, fue toda un placer, recorrer estas tierras castellanas en buena compañía y con un hermoso día de sol. Nieve en las caras norte de los montes y montañas y ríos serpenteantes abriendo caminos, esculpiendo cañones en la roca milenaria.
La feria compuesta por una veintena de casetas de pequeñas empresas dedicadas a la producción, comercialización e investigación de la sabrosa y espectacular tuber melanosporun, nos hizo disfrutar, quesos , aceites, mantequillas, licores, embutidos, majuelillos...... Me gustó ver como un pequeño producto puede ser el motor económico de toda una comunidad.
La FERIA DE LA TRUFA fue la excusa perfecta para hacer el viaje, el objetivo principal de esta excursión no era otro que el RESTAURANTE LOBITA, un pequeño restaurante con una estrella michelín, ubicado en el pequeño pueblo de Navaleno.
El menú degustación dedicado a la trufa, mereció y mucho acercarnos hasta allí para deleitarnos con la sugerente, sutil, amable y respetuosa cocina de Elena Lucas ¡¡¡MUCHAS GRACIAS ELENA!!!
.Diego Muñoz, el jefe de sala es todo un personaje, enamorado de los vinos del Marco, nos sorprendió con un par de vinos de Jerez y con un tinto gallego Couto Mixto, vino rustico, autentico, diferente. Desde Madrid llevamos un par de rarezas Domaine Bott Geyl, un alsaciano del 95, un espumoso alemán sekt, con una acidez increíble y una moscatel de Alejandría de Málaga, Ariyanas pizarra 2008.
También nos dio el tiempo para hacer un par de excursiones a pie, La Fuentona y la ermita de San Bartolomé, en el cañón del río Lobos. Como os digo una excursión muy recomendable. El domingo ya de vuelta, paramos en el precioso pueblo de Calatañazor y nos despedimos con unos deliciosos torreznos sorianos.
Solo me queda agradecer al universo y más concretamente a Blanca, Mario y Javier por este estupendo fin de semana.
¡¡¡SALUD!!!
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