Mis primeros recuerdos relacionados con el vino, con las
cepas, con las uvas, se remontan a mi más tierna infancia. Con 4,5, años, antes de despertarme cada mañana, oía a mi madre, batir algo en un vaso,
luego me levantaba la cabeza y con los ojos cerrados, bebía un jarabe, algo
delicioso, aquello que mi madre me hacia era ponche y consistía en una yema
de huevo batida con un poco de vino dulce, me encantaba y es un gran
reconstituyente natural .
Recuerdo que en la viga de la cocina, una viga de
madera que cruzaba toda la estancia, mi madre colgaba uvas negras y permanecían
allí durante largo tiempo hasta que se hacían pasas, estaban buenísimas. Las
uvas eran de unas cepas que había detrás del patio de mi casa, en verano en las
siestas,yo iba allí a la sombra, debajo de las cepas y comía uvas sin usar las
manos, que increíbles momentos. Después me iba a jugar al río y comía uvas,higos,cardo borriquero,mata la uva, espigas de trigo y todo lo que encontraba por el camino.
Mi padre paraba en dos bares cerca de la estación de tren de Badajoz, el bar “La Playa” y el bar “Cardenas” en este último olía muy fuerte, era un olor a vino blanco alcohólico, mi padre solía ir al medio día y tomaba unos vinitos. Los vasos en que servían el vino eran unos vasos pequeños transparente y el color del vino era como el verano, amarillo, dorado, ambarino, aquel olor nunca desapareció de mi memoria. En los años 90 ,en un encuentro de malabaristas en Madrid, un amigo de Jaen, Paco Pacolmo, trajo una garrafa de un vino blanco, que por allí, por el sur llaman “PLATERO” un amontillado. Al oler aquel vino, me transporté directamente al bar Cardenas y vi a mi padre en la altísima barra del bar, con su vino en la mano..............
En un viaje por Europa con el famoso ínter-raíl fuimos a
parar al sur de Italia concretamente a la isla de Alicudi. Allí conocimos a
unos amigos napolitanos y en un par de celebraciones probé el vino del sur de
Italia, vino siciliano,me supo a gloria, un vino contundente, negro, muy mineral, con un punto final
amargoso, me encantó aquel vino, también la compañía y el entorno. Estábamos en el Mediterráneo ,perdidos en
una isla semidesierta, viviendo de lo que sacábamos
del mar y poco más, fue una experiencia maravillosa y mucho más maravillosa regada con aquel vino rústico, salvaje, auténtico, me atrevo a decir.
A la vuelta de Italia, decidimos hacer la vendimia
en el sur de Francia, en Cotinag, un pequeño pueblo en el que no sé porqué fuimos a caer , el caso es que llegamos el 15 de septiembre y la vendimia no
comenzaba hasta finales ,principios de octubre, preguntamos a los
paisanos y nos indicaron el Domaine de Nestuby, un gran dominio que cuando
comenzara la vendimia necesitaría unos 100 vendimiadores. Fuimos hasta allí y
nos contrataron, teníamos que esperar hasta que comenzara la vendimia, nos alojaron en una
casa destartalada, un sitio maravilloso, en mitad del viñedo, rodeados de uvas y de higueras, en la Provenza, disfruté mucho aquellos días.
A la semana de estar instalados, llego un señor, el enólogo de la propiedad, era un marques con castillo y todo y vino para hacer una cata de uvas, nos dio las herramientas necesarias y nos pidió que recorriéramos la propiedad y cortáramos uvas en los diferente rincones de la viña, así lo hicimos, el marques quedo muy contento con nuestro trabajo y nuestra especial curiosidad por todo lo que él hacia. Al día siguiente se presentó con dos enormes botes de mermelada de uvas, que con la típica baguette y un poco de mantequilla estaba de rechupete ,también nos obsequió con unos litros de mosto y como colofón 6 botellas de un vino rosado asalmonado, un vino especial, fruta fresca con un ligero toque de hierbas aromáticas y un final de golosinas ácidas.
Durante el tiempo que estuvimos haciendo la vendimia, el patrón nos daba una botella por cortador y dos por porteador, entraban en la casa todos los días, 10 botellas de un vino tinto potente, ácido, no tengo un gran recuerdo de este vino, sé que colocaba y esto era más que suficiente para pasar las tardes después de la vendimia.
El último día hicimos una gran fiesta con todo el vino que nos había sobrado y algunos de los invitados, acabaron pisando la fruta de la sangría, para extraer la ultima gota..........
A la semana de estar instalados, llego un señor, el enólogo de la propiedad, era un marques con castillo y todo y vino para hacer una cata de uvas, nos dio las herramientas necesarias y nos pidió que recorriéramos la propiedad y cortáramos uvas en los diferente rincones de la viña, así lo hicimos, el marques quedo muy contento con nuestro trabajo y nuestra especial curiosidad por todo lo que él hacia. Al día siguiente se presentó con dos enormes botes de mermelada de uvas, que con la típica baguette y un poco de mantequilla estaba de rechupete ,también nos obsequió con unos litros de mosto y como colofón 6 botellas de un vino rosado asalmonado, un vino especial, fruta fresca con un ligero toque de hierbas aromáticas y un final de golosinas ácidas.
Durante el tiempo que estuvimos haciendo la vendimia, el patrón nos daba una botella por cortador y dos por porteador, entraban en la casa todos los días, 10 botellas de un vino tinto potente, ácido, no tengo un gran recuerdo de este vino, sé que colocaba y esto era más que suficiente para pasar las tardes después de la vendimia.
El último día hicimos una gran fiesta con todo el vino que nos había sobrado y algunos de los invitados, acabaron pisando la fruta de la sangría, para extraer la ultima gota..........
Al año siguiente 1981, me secuestraron me enviaron a Galicia
para hacer el servicio militar, me destinaron a Orense. EL Orense del 81 no es
ni mucho menos el de hoy en día, aquella ciudad era hostil, húmeda,
fea, horrible más bien, tengo pocos recuerdos agradables de aquel Orense.Me gustaba frecuentar las tabernas, oscuras, tristes, lúgubres, en las que se servía un vino duro, áspero,
color tinta china y te lo servían en tacita o en tazón, el pulpo también es
algo que nunca podré olvidar, curiosamente los mejores pulpos de que tengo
recuerdo, son de esta zona y del Bierzo.
En el 82 volví al sur de Francia para hacer la vendimia, en
la misma zona, encontré trabajo en la propiedad de un señor ya mayor, monsieur Carbañón, como ya he dicho este hombre tenia cierta edad, 85 años, presumía de ser el mejor agricultor de la comarca. Nos dieron para vivir una vieja casa
destartalada en medio de las viñas, una casa con mucha historia,muros de metro,muy bien asentada y con muy buena onda,grandes arboles a la entrada que daban mucha sombra.
Rebuscando un día en el garaje, apareció una garrafa de cristal ,metí un macarrón y chupé, al llegar el liquido a mi boca sentí un sabor desagradable, escupí, y dije ¡¡¡aaahh!!! es gasoil, pero al instante dije espera un poco, no, no, está dulce, parece coñac, lo metimos en la nevera y al día siguiente fin de semana hicimos una fiesta a la que invitamos a todos los hippie de la región. Aquel vino blanco fresquito estaba delicioso, y tenia graditos, ese día fue la primera vez que canté flamenco o algo parecido en público.
Rebuscando un día en el garaje, apareció una garrafa de cristal ,metí un macarrón y chupé, al llegar el liquido a mi boca sentí un sabor desagradable, escupí, y dije ¡¡¡aaahh!!! es gasoil, pero al instante dije espera un poco, no, no, está dulce, parece coñac, lo metimos en la nevera y al día siguiente fin de semana hicimos una fiesta a la que invitamos a todos los hippie de la región. Aquel vino blanco fresquito estaba delicioso, y tenia graditos, ese día fue la primera vez que canté flamenco o algo parecido en público.
Después de aquellas excursiones francesas, a la vuelta a Getafe
hicimos una sociedad gastronómica, bueno la idea era juntarnos una vez por
semana, hacer una cena y regarla con un buen vino,
aquello funcionó durante un par de años y poco a poco fue diluyéndose en el
aire. El tiempo que lo mantuvimos la verdad es que pasamos veladas interesante,
buenas cenas, regadas por buenos caldos, de la Rioja , de Calatayud, Ribera del Duero, lógicamente
a la altura del nivel económico de aquel entonces, que no era mucho, al menos para
vinos y comida, si teníamos dinero y mucho, para otras drogas y en hachís nos
gastábamos una pasta, una auténtica pasta................
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