domingo, 17 de julio de 2016

LAS MODAS Y EL VINO



A finales de los 80, principios de los 90, muchos bodegueros españoles ponen rumbo al gran mercado de los EEUU. La deriva de nuestros vinos en el intento de entrar en esos mercados es grande. Se hacen vinos bombas de fruta, tinte para ropa, y madera para parar trenes, vinos infusionados, acompotados, vinos exagerados, aburridos, brutos, bastos, vinos que pretenden gustar a todo el mundo, como la caca-cola.
En ese cambio de rumbo, se pierden muchas de nuestras auténticas señas de identidad y entramos a competir con los americanos, australianos, con vinos inventados, faltos de personalidad y carácter, vinos hechos con la única intención de gustar a determinados críticos-gurús. 
Seguir estas modas hace más mal que bien, "Pan para hoy, hambre para mañana".

Afortunadamente en España, estamos saliendo de esta absurda moda. Hoy en día somos muchos los que demandamos vinos diferentes, auténticos, genuinos, vinos que expresen su procedencia, sus raíces, vinos con personalidad, no torturados, sin una excesiva manipulación. También son muchas los bodegueros, enólogos enamorados de su trabajo, mujeres y hombres que  aman el vino apasionadamente y quieren hacer vinos saludables, emocionantes, singulares, únicos..............
Si nos fijamos en el panorama actual, veremos que los vinos más demandados, más buscados fuera de nuestras fronteras son precisamente los hechos con variedades poco conocidas, algunas de ellas prácticamente desaparecidas, vinos de pequeños productores.
 Tal vez sea Galicia la zona más codiciada, aplaudida y premiada en los últimos años, los vinos de Rías Baixas, Monterei, Ribeiro, Ribeira Sacra, Valdeorras y El Bierzo, quinta provincia gallega, están en las listas más premiadas de concursos y revistas especializadas. Esto lo han conseguido conservando sus cepas centenarias, presentando al mundo vinos con un marcado carácter, vinos hechos con respeto, con amor, vinos que se expresan en galego, que falan de su tierra y de sus gentes, vinos sin complejos, abiertos, amables, sinceros, con sus  defectos y sus virtudes.


Creo que en este nuestro país, formado por muchos y muy diferentes pueblos, tenemos unas uvas de primera calidad, una industria saneada y modernizada, un excelente material humano, joven, con ilusión y ganas de comerse el mundo, además de un sello de prestigio como es la marca ESPAÑA.



Quiero terminar, pidiendo a todos los actores del mundo del vino, la necesaria atención para no olvidar la esencia, el espíritu de lo que somos, de donde venimos, para qué hacemos vino, para qué lo vendemos, lo distribuimos, lo recomendamos, para qué hablamos, escribimos, para qué lo bebemos..... olvidar que el vino es mucho más que un producto y centrarse exclusivamente en perseguir el reconocimiento de los críticos del momento, para vender en este o en aquel país, nos llevará a la muerte, nos llevará a desaparecer como referencia de Vino Bueno, con unas características singulares en el mundo, las del vino español, con nuestras cepas centenarias, nuestras variedades únicas, nuestros particulares e inmejorables climas y terrenos.


                                               ¡¡¡SALUD!!!

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